—¡Buenos días! —dijo el principito.
—¡Buenos días! —respondió el comerciante.
Se trataba de un comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Si se toma una por semana y ya no se sienten ganas de beber.
—¿Por qué vendes eso? —preguntó el principito. —Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
—¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
—Lo que cada uno quiere... "
"Yo, sí tuviera cincuenta y tres minutos libres para gastarlos en lo que quisiera—pensó el principito— me dirigiría tranquilamente hacia una fuente..."
bienvenido a mi mente y a mis emociones
sábado, 24 de noviembre de 2012
XXIII
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